sábado, 8 de marzo de 2008

Las reales implicancias del "piropo"

El acoso callejero o piropo (en Chile) ha sido estudiado largamente en otras sociedades y ha sido definido de la siguiente forma por Cynthia Grant (quien en 1993 escribió un artículo para el Harvard Law Review sobre este tema): "expresiones verbales y no verbales como silbidos, miradas lascivas, guiños, agarrones y comentarios que hablan de la apariencia física de las mujeres por parte de personas que no conocen".

Grant, sostiene que éste puede causar un efecto nefasto para la sociedad, como es la poca participación de las mujeres en la esfera pública, pues atentar contra su libertad de transitar conllevaría a su "gettoización" (encierro). Esto se refrenda en lo que han dicho otras grandes mujeres de la historia como Hannah Arendt, quien sostiene que "hay una conexión entre la libertad de transitar en espacios públicos y la capacidad de participar en procesos políticos".

Pero sin ir tan lejos, es posible afirmar que el acoso callejero afecta la vida de las mujeres y aunque se ha visto que algunos hombres no logran entender su impacto y magnitud, esto podría entenderse, pues no notan este tipo de conductas, no las sufren y las consideran mas bien triviales. Esto hace que el piropo o acoso callejero lamentablemente sea un fenómenbo social.

Es por eso que iniciativas internacionales como "stop street harassment" y nacionales como http://mujeresdechile.blogspot.com/ no aspiran a generar odiosidad, sino a representar a quienes sienten que el piropo o acoso callejero es una intromisión en su vida privada que afecta su tranquilo desplazamiento.

Pero además, buscan lograr la empatía de los hombres que no han notado estas conductas o las consideran triviales porque no saben lo que produce en muchísimas mujeres.

El piropo es la manifestación del machismo por parte de algunos hombres que atentan contra la libertad de muchas mujeres que transitan por las calles sin ánimo de provocarlos y sin la necesidad de su "refuerzo positivo". Grant dice que para considerarse ciudadanas, las mujeres debemos reclamar el derecho a transitar libremente por los espacios públicos.

La libertad de desplazarse es un derecho civil, y el acoso callejero atenta contra esto, lo que se contradice con el enorme terreno que hemos ganado en otras instancias sociales, políticas, laborales, económicas, culturales, etc.

La intención de interactuar forzosamente con una mujer en la calle es la motivación de aquellos que acosan. Sin embargo no se dan cuenta de que lo único que logran es el desprecio de muchísimas mujeres, y no digo todas, porque reconozco que hay algunas a las que un "mijita rica" no les afecta. Pero atención aquellos que no tienen estas conductas, mas tampoco las ven o sopesan: además del desprecio hacia estos acosadores, finalmente todos terminamos siendo presa de una ingrata situación en la que el encuentro amistoso entre un hombre y una mujer ya no tiene lugar, pues difícilmente mujeres que desconfían de hombres que se le acercan en la calle, pueden generar confianza o cercanía con alguno que de muy buena intención quiera acercarse. En definitiva, contribuye a la hostilidad entre los sexos. Esto es muy relevante porque persistir en una conducta acosadora en las calles no generará ningún rédito: aunque algunas mujeres defiendan el piropo, probablemente nunca se acerquen a un "piropeador"...ni hablar de aquellas que le tienen aversión: jamás siquiera intercambiarán una mirada o palabra amable con él. El piropeador no logra nada.

Elizabeth Kissling , quien explica que el piropo no es necesariamente un impulso sexual de quien lo emite, sino más bien una forma de imponer su poder masculino y "jerarquía". A esto, Robin West agrega que las mujeres sufren este acoso constantemente, lo que no sólo apunta a dar un mensaje de poder sino que es también amenazante . Es evidente que la razón que es las mujeres somos vulnerables, físicamente vulnerables por lo tanto los acosadores tienen poco que perder; pero es impresionante darse cuenta de que sólo basta hacerse acompañar por un hombre para dejar de ser víctima de miradas lascivas y comentarios sobre nuestro cuerpo. Por lo tanto bien cabe preguntarse cuán dignos de su hombría son estos acosadores.

El piropo es reducir a la mujer, pues la considera un objeto sexual y esto lo descubren las mujeres desde muy jóvenes, a veces desde niñas, lo que las hace tener una transición corporal no exenta de hostilidad.

La calidad de vida es una suma de elementos, ciertamente la libertad de transitar tranquilamente puede contribuir a que las mujeres en Chile nos sintamos más plenas y tengamos una mejor calidad de vida.

Referencias:
Cynthia Grant (1993) "Street Harassment and the Informal Ghettoization of Women", Harvard Law Review, Vol 106, Estados Unidos.
Elizabeth Kissling (1991) "Street Harassment: the Language of Sexual Terrorism", Kissling Discourse Society, Universdad de Illinois, Estados Unidos.
Hannah Arendt (1961) "On Revolution", Penguin Group, Inglaterra

domingo, 2 de marzo de 2008

SECCIÓN ESPECIAL DE TESTIMONIOS

Propongo presentar nuestras experiencias de acoso callejero así:- dos párrafos en que se defina el contexto (lugar, cantidad de involucrados, etc), la agresión (textual) y el efecto que nos provocó.

La condición de participación -junto con escribir un testimonio estrictamente apegado a la realidad- es dejar esta sección, única y exclusivamente para testimonios, bajo el entendimiento de que no se aceptarán ni comentarios, ni descalificaciones, ni debate en este espacio, lo que como administradora podré borrar. El debate podrá seguir en torno al resto de los posteos (como se ha hecho hasta ahora).

Hagamos algo...

Este es un foro necesario, que no presenta un tema "irrelevante" (como alguien lo catalogó), en tanto ha demostrado que hay una gran cantidad de mujeres que han participado del debate, explicando la razón de nuestra oposición al acoso callejero. No me arrogo el derecho de protestar, más bien he convocado a otras personas que sienten igual, para que de una u otra manera, generemos conciencia de esta situación que nos molesta.

Hay algunas maneras de "dejar de callar" y si hacemos honor al debate que aquí se ha producido, quizá podamos dejar de enfrentarnos, haciendo referencia a cómo actúan los acosadores callejeros, en vez de cómo son.

La diferencia es el juicio. Entonces, quisiera ver si es posible que en vez de tratar de calificar a quienes acosan, sólo explicáramos qué hacen. Quizás esto nos permita llegar a conclusiones a través de los hechos, más que de nuestras propias percepciones, siempre subjetivas.

Entonces, quiero proponer que en una sección especial sólo se posteen situaciones de acoso que hayamos vivido (desde el pasado hasta hoy mismo) .
La idea es acotar el relato para hacerlo lo más estudiable posible, es decir de forma que permita generar parámetros (esto puede ir mejorando conforme avancen los posteos).
Qué les parece si presentamos nuestras situaciones de acoso callejero así?:
- dos párrafos en que se defina el contexto (lugar, cantidad de involucrados, etc), la agresión (textual) y el efecto que nos provocó.

Obviamente llamo a tener una actitud seria al respecto y no postear nada que no sea real.

Asimismo, propongo dejar esta sección, única y exclusivamente para testimonios, bajo el entendimiento de que no se aceptarán ni comentarios, ni descalificaciones, ni debate allí, lo que como administradora podré
borrar. El debate podrá seguir en torno al resto de los posteos (como se ha hecho hasta ahora).

Esto es lo que propongo ...y desde ya dejaré abierta la sección.

Una cosa importante: no he definido acoso callejero a propósito, porque la idea es que de aquí salga un "catastro" de lo que nos afecta: a algunas que las miren lascivamente, a otras que les digan mijita rica, a otras que les digan "te chupo..."

Espero que ayude a generar más empatía a través de compartir nuestras experiencias.